SALIR DEL PUNTO MUERTO Y MARCHAR A UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Un texto de coyuntura que propone una salida ante entrampamiento faccioso en las alturas del poder, que había confundido a sectores del pueblo. (vt)
Los hechos previos y los suscitados por el mensaje presidencial del 28 de julio, señalan que Martín Vizcarra ha llevado las cosas a un callejón sin salida. Desde un punto de vista legal y constitucional, el enfrentamiento faccioso en las alturas del poder (que ha confundido a sectores de la población y ha arrastrado a las izquierdas confusas), no tiene salida a la vista.
El movimiento social debe retomar y seguir su propia agenda. Por eso cabe ver la actual situación del presidente accidental.
1) El plan inaugurado por Kuczynski, de crecer quebrando y fagocitándose al fujimorismo en el parlamento fue un búmeran. La cosecha más visible de Vizcarra ha sido Yesenia Ponce, que evitó la desaparición de su bancada ornamental. El “Adelanto de elecciones”, aparece así, como “las uvas están verdes”. Sectores dominantes debaten, incluso, la posibilidad de la renuncia de Vizcarra y la asunción de Miss Bagua. O sea, cáncer por Sida.
2) Se ha debilitado la estentórea y falaz “Lucha contra la corrupción” que Vizcarra pretende liderar. No solo porque le aparecieron los 36 juicios de sus correrías por Moquegua (Chávarry ahí fue incisivo). Sino porque sus fiscales y procuradores –que él lideraba, según propia boca-, se han desnudado como operadores de Odebrecht (los únicos que los defienden a morir son: Ipsos, ya sabemos a cambio de qué, “Chichi” Valenzuela, ya sabemos también a cambio de qué, y la CGTP y el diario UNO, no sabemos qué les están dando). Más aún César Villanueva, hasta hace poco mano derecha de Vizcarra para influir en los gobernadores regionales –promesas de presupuestos de por medio-, acaba de aparecer en la colada de Barata.
3) Los vaivenes de Vizcarra sobre Tía María señalan, básicamente, que se alineó —como siempre— con la Confiep puesto que es su sirviente. Por eso dio la “Licencia de Construcción”. El diálogo con los dirigentes arequipeños apuntaba a detener la lucha en función inmediata de su Mensaje del 28. Nada más. Arequipa ya le tomó la medida. El aullido de la caverna, que pinta a Vizcarra como un “socialista”, “izquierdista”, es solo el esfuerzo por ganarle la pulseada de quién conviene más a la Southern y a la Confiep, o sea quien les lustra mejor los zapatos.
4) De la “Reforma Política”, con la que Vizcarra endulzó a la anodina izquierda parlamentaria, no queda casi nada. De hecho, el plan de anulación de la potestad del Congreso sobre la Inmunidad Parlamentaria, señala las intenciones. No solo de manejar al Congreso a través del ente judicial (que por ahora controla), sino y sobre todo, fortalecer al Ejecutivo y agravar el presidencialismo. Entre el afán de poder de Vizcarra (“Un poder en construcción”, según una de sus ayayeras en El Comercio), es decir de perpetuarse, y el de las clases dominantes de tener a un capitoste que se mimetice con el pueblo, hay simbiosis de intereses. Para tal propósito de concentración del poder en el Ejecutivo, le soplan la pluma las ONG de Soros y los académicos de la Católica. “Antifujimoristas” de corazón todos ellos, querían también su 5 de abril pero en clave de comedia.
5) En medio de una situación económica y social crítica y acelerando su plan, Vizcarra da claras señales a sus amos. Adicto al espionaje, al chuponeo, a la acción policíaca, a la judicialización de la política —para cubrir a sus aliados y cubrirse él—viene desencadenando la persecución política, que tenía bajo la manga, contra luchadores sociales y autoridades regionales. En algunos de ellos podrían haber hallado un soporte las izquierdas, en caso se produjera un adelanto de elecciones. O sea, tal adelanto no quiere adversarios ¿Por qué? Si se repara en el Mensaje Presidencial del 28, este parece estar concebido como para que Vizcarra intente quedarse (nótese, además, cómo trota ahora con paso de brioso candidato electoral), mientras despacha a un Parlamento que no le es adicto. De manera que un adelanto de elecciones bajo estos supuestos, que consideramos evidentes y claros, no le conviene al pueblo.
Hoy por hoy, la idea de un adelanto de elecciones está vencida y contaminada por los apetitos vizcarristas. Hay, pues, una mejor manera de que se vayan todos. Es el momento de volver a levantar un punto central: ¡Asamblea Constituyente, ahora!, vinculándolo al clave asunto minero y gasífero en el Sur, al conflicto amazónico y del Mar del Norte Peruano. En efecto, todo señala que estamos en un momento de acción popular constituyente. Eso conlleva echar al desastroso gobierno de derecha de Martín Vizcarra y al muladar parlamentario.