JOVEN MICROSCÓPICO EN CASALIT

Martes, 23 de Enero del 2018
Presentación de "La epopeya del joven microscópico" en La Casa de Literatura Peruana. Un libro que cuestiona los arquetipos establecidos, cincela un Papa Noel peruano en la figura de un Niño Saco de Papas y desbarata el temor a la muerte, para satisfacción de los niños.
Hoy Martes 23 a las 7 de la noche tenemos una cita en la Casa de Literatura Peruana con un joven autor que viene incursionando en la narrativa para niños, como en el cine. El 2017 ha sido prolífico para Miguel Vargas Rosas: produjo la cinta "Tras la oscuridad" y un libro de cuatro cuentos infantiles titulado "La epopeya del joven microscópico". Uno de los presentadores, Oscar Gilbonio, ha escrito al respecto:
"La imaginación desplegada a los vientos y el cuestionamiento perspicaz de los arquetipos podrían definir a los cuentos contenidos en el nuevo libro del joven escritor huanuqueño Miguel Vargas Rosas.
Cuatro relatos infantiles donde cada personaje ha sido hilvanado con perfil y escenario ambos extraordinarios.
Un Saco de Papas que sustituye de un modo distinto al Papa Noel de los diciembres entregando a los niños algo de sí mismo. Un cadavérico señor de levita —Don Mortuorio— que atraviesa escenarios de reputación dantesca pero que Miguel Vargas transforma con su pluma en espacios de ensoñación o aventura. Un niño al que le crecen claveles en la cabeza y, por ser distinto, no es querido en un principio por sus padres. Un sobreviviente de una especie robótica en extinción —el Joven Microscópico— que intenta trasladar a los habitantes de un planeta hacia una especie de tierra prometida donde los malestares sociales se avengan.
Cada protagonista una aventura, cada aventura un despliegue de inventiva.
Y la muerte, aquella parca que a los adultos nos causa temor y desconsuelo es la mayor abatida en las ficciones. Parquita 2, acompañante de Don Mortuorio, trastoca el temor en ternura y comedia. La expiración no es, ni tiene que ser, el fin de los anhelos y esperanzas. El edulcorado final feliz no tiene por qué ser tampoco el cierre convencional de un cuento para niños.
Si bien los cuatro héroes de las historias fenecen en un sentido, han de nacer, universales y prometedores, en otro. Se requiere gran destreza y emoción para revelar con sutileza la dialéctica de la vida en lenguaje infantil.
Y se requiere una visión cuestionadora para dar media vuelta a los personajes arquetípicos. Un vampiro sin colmillos, un brujo bueno, un mutante guapo o un zombi indefenso bastan como ejemplo.
Miguel ha sabido ser un gran observador del mundo y ha aprendido a trastocarlo para dicha de los niños".